lunes, 19 de enero de 2009

Rostros de insignes patriotas identifican calles camagüeyanas

Con todo, cada vez que visito a mi pueblo, y lo recorro amorosamente, ya con muy pocos amigos de los que dejé hace más de cuarenta años, termino mi paseo frente a aquellas reliquias... *

Nicolás Guillén

Las piezas con el nombre de las calles y el relieve de lo que representan miden 30 x 40 cm., y están colocadas según la altura de cada edificación. (Foto: Otilio Rivero).Camagüey, 19 ene. ¿Alguna vez pensó ver el rostro oficial de las calles? En Cuba jamás pasó cosa igual, pero Camagüey comenzó a dar la nota hace sólo una semana con la colocación de placas con la imagen de las personalidades o de los hechos que sugieren los topónimos y créame, hay caras que se las traen.

De bronce parecen, aunque están hechas con barro camagüeyano en la técnica rakú. De los artesanos artistas Néstor Liván Peña Díaz y Aníbal Verdecia Blanco salió la idea de esta suerte de exposición permanente en la tierra natal, proyecto que enrola a Aníbal Verdecia Díaz, Jorge Herrera y Maikel Blanco, sus compañeros del taller de cerámica EFRA. Néstor Liván y Aníbal, hijo, asumieron el emplazamiento por el cuidado en la manipulación, y porque les facilita una socialización peculiar de la obra.

Si afina la vista, descubrirá la distribución de las nuevas señas en esquinas y lugares concurridos. Hasta el momento la iniciativa de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCC) comprende 23 calles de la zona del Centro Histórico Urbano considerada en la Lista del Patrimonio Mundial desde julio del 2008.

Pasar las mil y una...

El Departamento de Investigaciones Históricas de la OHCC seleccionó el material fotográfico, cartográfico e histórico de cada apelativo, y ha pasado las mil y una noches con algunos.

La mayoría de la información visual proviene de fotografías, pero las estampas de los Padres Olallo y Valencia, por lógica, parten de dibujos de siglos anteriores. La misma opción dejaron los hermanos Diego y Gaspar Agüero Betancourt, gracias a la obra similar conservada en el Archivo Histórico Provincial.

Asimismo el Departamento de Fondos Raros y Valiosos de la Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella disolvió otro dilema, al localizar una postal con la figura del historiador Juan Torres Lasquetti (antes San Pablo).

Todavía no se ha encontrado indicio gráfico del doctor Emilio González Hurtado, quien cumplió su servicio médico en el hospital homónimo de la antigua calle San Juan de Dios, y donde curaba enfermos de la influenza.

En cambio, de Gaspar Betancourt Cisneros, conocido como El Lugareño, sí tenían referencias, pero de figura poco agraciada. De igual modo se cuidaron los detalles de los relieves y la personalidad, como la de Rosa la Bayamesa (antiguo San Isidro) con el sombrero de mambisa, semejante a la instantánea del revólver y el machete.

Desde el primer rótulo, el de Cisneros, esquina a Martí, surgieron las inquietudes por los casos que no se distinguen con nombres propios. Entonces despejaron las dudas con las dos banderas: la nacional y la de La Demajagua, reservadas para Independencia y el Escudo para República.

¿También señales bilingües?

Quizás el diseño deslumbre tanto como la intención de incorporar elementos estéticos para el embellecimiento de la ciudad, en la espera de la declaratoria oficial de parte del Centro Histórico Urbano como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Desde el lenguaje contemporáneo suponen la asunción de la mayoría de los nombres refrendados por el Ayuntamiento en el siglo XX. Solamente los primeros aditamentos con los topónimos datan de 1939.

Claro, ahora no se trata de placas fundidas con inscripciones en Braille para la identificación táctil, como sucede en Perú; ni de variantes lingüísticas como las señalizaciones plurilingües en países europeos.

Mas quién detiene la diatriba de amor de los habitantes que siguen procurando según el santoral católico, cuando los hitos constructivos marcaban la ruta. Seguro saltará algún historiador como Fernando Crespo Baró, especialista de la OHCC, para decir “la identidad cubana sabe distinguir entre lo antiguo y lo moderno, entre lo histórico y lo actual. En eso no ha habido contradicciones”.

Pero en la gente, siempre en la gente, sobreviven las marcas germinales y aún hoy “todos los caminos conducen a Roma”, como indicaba la disposición de las sendas hechas por el ejército romano desde la sede de aquel imperio para desplazarse a otros lugares.

El lugareño lleva adentro la huella bilingüe en términos de sentimientos, por ejemplo con la calle San Ramón, de 25 cuadras, tan parecida a una herradura; Avellaneda, la primera con nombre de mujer o el antiguo Callejón de la Gallería, por cierto, sin salida y con la única entrada por Lope Recio, donde en una de las casas criaban gallos de lidias.

De oficialidad habló el insigne historiador de la ciudad Gustavo Sed Nieves en la sección “Mis queridas calles camagüeyanas”, aquí en el periódico Adelante, desde la originaria referencia documental del 30 de abril de 1627 acerca de la Calle Real -devenida Calle Mayor y luego Salvador Cisneros- por registro del escribano Silvestre de Balboa Troya y Quesada.

Precisamente las leyes surgieron para ordenar según la dirección de los vientos de la época. De lo contrario, cómo contener los rostros de este pueblo, de miles de vivencias en esos espacios públicos enriquecidos en 495 años por cumplir el próximo 2 de febrero, cuando surgió la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe.

*Fragmento tomado de la crónica Mis queridas calles camagüeyanas, publicada en la revista Cuba Internacional, en abril de 1974.

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