lunes, 5 de enero de 2009

Cinco decenios de esfuerzos cotidianos

Policía Nacional Revolucionaria

Leticia Martínez Hernández

El 5 de enero de 1959 surgió la Policía Nacional Revolucionaria, tan rebelde y guerrillera como su antecesora nacida en plena Sierra Maestra. Cinco décadas después la PNR encara nuevos y difíciles retos, apegada siempre al motivo de su fundación: defender los logros de tantos años de bregar revolucionario. Como apuntara Fidel en el aniversario 40 de la institución, este, más que un día de recuerdos, deber ser una conmemoración con la vista puesta en el futuro, para examinarnos, para analizarnos; pero especialmente para prepararnos y empezar a marchar a lo largo de los próximos años.

Foto: VENTURA DE JESÚSMaikel Lorenzo, jefe del sector de Alacranes, durante las inundaciones de Ike.

Así, en todos los rincones del país cientos de hombres y mujeres entregan sus días para resguardar el orden, herederos de otros tantos que formaron parte de la Policía Rebelde nacida en el Segundo Frente Oriental Frank País y fundada por Raúl el 28 de octubre de 1958; de los que defendieron su suelo ante la invasión por Playa Girón y los días de la Crisis de Octubre; de los que despojaron de bandidos nuestras montañas; de los que ayudaron a fundar un nuevo país sobre los escombros de un bochornoso pasado marcado por la transgresión.

Ahora, cuando la experiencia de cinco lustros de quehacer resulta uno de los mayores tesoros de la PNR, contar las historias de algunos de sus héroes anónimos y cotidianos deviene el mejor homenaje.

Historias de policías

Para el capitán Félix del Llano, jefe del sector de La Conchita, en Pinar del Río, pertenecer a la policía ha sido su mayor realización personal. Desde hace 20 años forma parte del Ministerio del Interior, y 18 de ellos los ha consagrado a la comunidad donde vive. De allí conoce "hasta el más pinto de la paloma", sabe de sus 42 kilómetros cuadrados y de sus más de 8 700 habitantes.

A su casa, confiesa, lo van a buscar a toda hora, pero saberse útil lo reconforta. Algunas veces necesita que la semana tenga más días de lo habitual. De su familia recibe el mayor apoyo y en recompensa él es el mayor orgullo para sus hijos y esposa. Entonces sentencia: "Cuando soy ascendido a capitán, también lo es mi familia".

En tiempos normales el quehacer de Félix es altamente reconocido en la comunidad. Pero cuando soplan vientos de ciclón ese reconocimiento se convierte en sincera retribución. Recuerda la tarde del Gustav cuando la negativa a evacuarse de un hombre imposibilitado de caminar sumó preocupaciones a la jornada. Los vientos empezaron a poner fea la situación y me mandó a buscar, recuerda. Lo cargué, y al alejarnos unos metros del lugar la casa se desplomó. Sobraron las palabras de agradecimiento, para el capitán bastó una mirada.

Algo parecido vivieron los policías Omar González y Maikel Lorenzo; el primero, oficial de la PNR en Unión de Reyes; el segundo, jefe del sector del poblado de Alacranes, ambos de Matanzas. La experiencia de Omar y el arrojo de Maikel permitieron salvar la vida de decenas de personas atrapadas por las inundaciones de Ike en Alacranes, entre ellas la de la anciana Fabiola, de 78 años de edad.

En otro punto de la geografía cubana, esta vez en el poblado cienfueguero de Ariza, a un hombre vestido siempre de azul le dicen la sombra. En el lugar más insospechado y a cualquier hora, aparece. Lo mismo en la escuela, en el círculo social, en la bodega o el CDR. Su nombre es Julio Curriel Acea. Es capitán y jefe de sector en Ariza. Allí desde hace algún tiempo revoluciona la comunidad e implica a todos en la prevención del delito. En su oficina no resulta raro hallar federadas, sicólogos, trabajadores sociales¼ Julio está convencido de que su sector es un gran hogar. Y la disminución del delito así lo confirma.

Colmado de historias y esfuerzos cotidianos está el cuerpo policial cubano, que este 5 de enero celebra sus primeros 50 años. Con el agasajo a quienes hoy dedican sus vidas a mantener la tranquilidad en nuestras calles, barrios y ciudades, llegue también el tributo a los que han muerto cumpliendo con su deber. No existirá mejor honra para ellos que la entrega diaria para continuar haciendo Revolución.

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