Raúl fue muy claro en sus palabras durante la intervención en la sesión más reciente del Parlamento cubano, la última de este año que finaliza.
Y hay razones suficientes para sentirnos orgullosos de una obra que atesora cinco décadas de ascenso y de constante perfeccionamiento. Miro a mi alrededor, en mi Camagüey natal y esas razones asoman sin muchas dificultades.
Como todo el país, esta “suave comarca de pastores y sombreros” sufrió los embates de los huracanes que con nombres diversos dejaron igual panorama: cuantiosos daños a la economía, a las viviendas y a importantes obras de la infraestructura social, pero la nación no colapsó, sino todo lo contrario: unió recursos y voluntades y los resultados están ahí.
En la provincia agramontina de inmediato se emprendieron acciones y los damnificados encontraron alternativas variadas para no quedar a merced de las veleidades de la naturaleza: en Santa Cruz del Sur, uno de los territorios más afectados ya son una realidad las facilidades temporales, mientras que no se detiene el movimiento de tierra del nuevo asentamiento en la zona de desarrollo. Otras soluciones se aplican con igual acierto en otras demarcaciones.
Que la concreción de esos asuntos no será de inmediato, estamos convencidos, pero como dijo el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, sólo el esfuerzo continuado podrá llevarnos a materializar el propósito, con calidad y en un tiempo prudencial.
Pero he hablado de una arista de las miles que tiene el rostro revolucionario de Cuba, una isla que por estos días celebra en grande porque no cabe otra cosa cuando la historia nos convoca.
Pero tenemos una convocatoria mayor: la del trabajo constante, la de la unidad que ha sido y será clave de nuestros resultados, ahora y siempre.
Y si, coincido con Raúl, debemos felicitarnos todos por este aniversario 50 de la Revolución, mas la felicitación mayor llega desde este bravo pueblo de Camagüey para el Comandante de todas las batallas, el que desde las ideas y reflexiones en este 2008 también nos llevó por un camino de victorias.
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