Santiago de Cuba.— Hacer cambios radicales en la vida cultural de esta ciudad fue el reclamo de los miembros de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). Reunidos este jueves en el Salón de los Vitrales de la Plaza de la Revolución, los integrantes de la AHS en la provincia concluyeron su proceso de balance con la ratificación de Alcides González Díaz como su presidente.
Una mirada crítica hacia la desacertada política cultural que prevalece en no pocos espacios de la ciudad cabecera dirigió el artista de la plástica Rubén Ajax, quien tomó como ejemplo la Plaza de Ferreiro, donde no se corresponden los recursos empleados para su «animación» con los resultados de la propuesta artística y recreativa destinada a los jóvenes.
Alain García, integrante de la agrupación de rap TNT, trajo en sus palabras un explosivo: «No comprendo cómo esas mismas instituciones que protegen importantes valores de nuestra cultura, al mismo tiempo frenan o no apoyan el desarrollo de proyectos que pueden transformar la realidad de algunos barrios marginales.
«Se proponen proyectos para ayudar a jóvenes que se niegan a pensar y se comportan violentamente, y sin embargo la respuesta que recibimos siempre es la misma: “Tenemos que analizarlo... Lo vamos a elevar”». ¿Cómo es posible?, se preguntó el joven músico.
Al trovador Rubén Léster le parece contradictorio que no sea suficiente la promoción y difusión que se les brindan a espacios inteligentes y atractivos para todo tipo de público. «¿Cuál debe ser el rol de nuestros medios? ¿Acallar y no promover con intencionalidad los proyectos que muestren verdaderos valores culturales? No lo creo», enfatizaba el autor de Suerte.
Los jóvenes ociosos que desandan de un lado a otro la calle Enramada constituyen la preocupación del escritor Yunier Riquenes. «Me entristece que pasen de largo ante las propuestas de la Plaza Aguilera, una peña literaria, una puesta en escena o la proyección de una película, opciones que tampoco se encuentran juntas un mismo mes. Mañana son los que sienten que no hicieron nada y que no siguieron los consejos insistentes de Martí de ser un niño, un hombre de estos tiempos».
«Nos van quedando esos lugares clonados donde solo se vende cerveza y pollo y se escucha reguetón. ¿Dónde están los espacios para los que gustan del rock, el rap, la trova, el jazz...? ¿Cómo nos vamos a asombrar de que los jóvenes actúen de esa manera, si es lo que hemos propiciado? Necesitamos opciones culturales diversas, para todos donde lo importante sea la formación cultural del individuo», reclamaba el también escritor Julio Jiménez.
En la esquina opuesta de lo antes planteado se encuentran experiencias únicas en el país, como las que se viven, por ejemplo, en los municipios de Songo La Maya y Contramaestre «luego de años de resistencia cultural por parte de los asociados de esos territorios», recalcaba el escritor Eduard Enzina (refiriéndose a la ambientación de esas localidades con obras de los integrantes de la AHS y a la animación cultural con proyectos juveniles, hechos inéditos).
«Lo alcanzado en Contramaestre nos ha costado mucho trabajo. Hay que saber que estarás expuesto a las incomprensiones. Pero cuando no desmayas, a las instituciones no les queda otra alternativa que acompañarte o quedar en el camino. Hoy la realidad de este municipio es completamente diferente y podemos decir que en ello ha sido fundamental el apoyo del Partido y el Gobierno. Y que la AHS ha sido respetuosa con su historia y sus preceptos».
La de Santiago fue una asamblea crítica y profunda y, a pesar de las insatisfacciones que se expresaron, se reconoció el liderazgo de la AHS en el territorio y la cada vez mayor presencia de sus miembros en la vida cultural. Fernando Rojas, viceministro de Cultura, está convencido de que el mayor aporte que puede hacer una organización como esta son sus ideas, y la manera responsable en que se debaten, como ocurrió en el encuentro.
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