Segundo Clásico Mundial
Sigfredo Barros
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Un sencillo de Ichiro Suzuki al centro del terreno remolcó las dos carreras que rompieron un empate a tres en el décimo capítulo y le permitió a Japón retener el título de campeón del Clásico Mundial, en un dramático choque frente a su eterno rival, Sudcorea, finalizado con pizarra de 5 carreras por 3 y presenciado por más de 54 000 aficionados en el Dodgers Stadium, de la ciudad de Los Ángeles.
Ichiro pegó el jit de oro.
Fue este último choque del torneo digno de una final, con excelentes demostraciones de pitcheo, defensa que sacó de apuros a los dos equipos en reiteradas ocasiones y una ofensiva no aprovechada por los japoneses, quienes dejaron en total catorce corredores en las almohadillas.
Los nipones ganaban 3-2, en buena medida por la formidable labor del derecho Hisashi Iwakuma, quien se mantuvo siete innings en la lomita permitiendo 4 jits y dos carreras, con 6 ponches y 2 bases. Pero los sudcoreanos consiguieron el empate frente al relevista Yu Darvish cuando, luego de regalar un par de boletos, el antesalista Bum Ho Lee le pegó jit al izquierdo.
Fue en el décimo cuando, con la primera desocupada y dos outs, le lanzaron a Ichiro y este respondió con su cuarto jit de la noche. Detrás de japoneses y sudcoreanos finalizaron Venezuela en tercer lugar, Estados Unidos en cuarto, Cuba y Puerto Rico abrazados en el quinto puesto y México y Holanda en el séptimo.
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