La historia de la Revolución Cubana no pudiera ser contada sin relacionarla con la obra de los Órganos de la Seguridad del Estado. Fundado a sólo tres meses de triunfada nuestra Revolución, un 26 de marzo de 1959, como Departamento de Seguridad del Estado Cubano.
Muchos nos preguntamos a cuánto ascendería el número de víctimas cubanas si no hubiera existido este ejército de hombres y mujeres que viven entre la luz y silencio.
Desde hace Cinco décadas acompañan al pueblo en la marcha del proceso revolucionario que le dio la vida.
Héroes anónimos, que en ocasiones desde las propias entrañas del imperialismo defienden la patria de acciones terroristas como sabotajes, asesinatos, atentados contra la vida de los máximos dirigentes de la revolución, asaltos, envenenamientos, secuestros y explosiones de bombas entre otras.
La obra de los Órganos de Seguridad del Estado deviene escudo indispensable para poder seguir edificando con justeza la sociedad cubana. Los combatientes que en ella laboran, héroes y mártires de todas las proezas, merecen el reconocimiento de todo un pueblo que se enorgullece de tenerlos por siempre.
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