Por: Yanais Vega Bacallao
A 495 años de la fundación de la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, los camagüeyanos recibirán con orgullo, este dos de febrero, la declaración oficial, de un área del Centro Histórico como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Conocida también como Cuidad de los Tinajones recibe la merecida distinción en honor a sus calles entrecruzadas, sus plazas, fachadas, rejas de madera torneadas, su Teatro Principal y por qué no, su pueblo.
Esta proclamación que otorga la UNESCO es también un merecido homenaje al cacique Camagüebax, a quien la ciudad debe su nombre actual.
Asentada en nuestros días entre los ríos Tínima y Hatibonico, en el mismo corazón de la mayor de las Antillas es una de las demarcaciones más antigua del país.
Fue fundada el 2 de febrero de 1514, en Punta del Güincho, en la norteña Bahía de Nuevitas, pero debido a las condiciones del terreno no propicio a la agricultura y la escasez de agua los habitantes se vieron obligados a buscar un lugar más adecuado.
En 1516 la villa se instaura en el cacicazgo de Caonao, a la orilla del río del mismo nombre. Ya para el 6 de enero de 1528, ante una sublevación de indios, se estableció definitivamente en el sitio actual.
Por la defensa y conservación de Patrimonio Histórico y Cultural, Camagüey conforma el quinto centro histórico cubano incluido dentro de la categoría de Patrimonio y ha sido denominado específicamente como: “Centro Histórico Urbano, Patrimonio de la Humanidad.”
Escritores y artistas, de ayer y de hoy, forman la lista de los que hicieron renombrar a Camagüey. Desde la suave y delicada pluma de Gertrudis Gómez de Avellaneda, hasta la negra y ardiente poesía de Nicolás Guillén que más que referenciar a esta colonial villa, honraron a Cuba entera.
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