Por Ulises Canales
El Cairo, 8 jul (PL) Cinco meses después de estallar la revuelta que derrocó a Hosni Mubarak, los egipcios toman hoy la plaza Tahrir para reivindicar el orgullo nacional con una multitudinaria marcha que replanteará prioridades para acelerar la transición democrática.
La movilización del bautizado como "viernes de persistencia" comenzó en realidad desde mucho antes, a juzgar por las arengas, consignas, banderas y pancartas que dominan la emblemática plaza cairota, según constató Prensa Latina en un recorrido durante la pasada medianoche.
El tráfico ya era casi imposible desde la noche del jueves, pese a que era dirigido a duras penas por miembros y simpatizantes de una treintena de organizaciones, partidos y movimientos políticos y sociales convocantes a la concentración.
Frustración, decepción y, paradójicamente, esperanza de poder aún cambiar las cosas, eran los denominadores comunes de los rostros y comentarios de la mayoría de los congregados, sin reparar en credo religioso, filiación política, edad, estrato social o sexo.
La que el taxista Abdul aseguró será "la segunda revolución", apoyada por la influyente Hermandad Musulmana (HM), promete retomar la plaza Tahrir y ampliar las tiendas de campaña erigidas desde hace más de una semana "hasta que nuestras demandas de sean cumplidas".
"El pueblo quiere la caída del régimen", gritaba un potente coro de voces en el corazón de El Cairo para patentizar la insatisfacción de muchos grupos por considerar que pocas o ninguna de sus metas han sido concretadas por el Gobierno (militar y civil).
La participación de la HM se aprecia como prueba de la dimensión del descontento popular, dado que el liderazgo islamista fue reticente a secundar protestas en meses recientes, sobre todo las que abogaban por aplazar las elecciones parlamentarias previstas para septiembre.
Abdul Karim, un muchacho que aprovechó la ocasión para vender mazorcas de maíz asado a la brasa, aseguró que la gran mayoría de los egipcios está disgustada por la forma en que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas ha gobernado el país desde la caída de Mubarak.
Similar percepción tiene la Coalición Juvenil Revolucionaria, que aglutina a movimientos protagonistas de las revueltas de enero y febrero que piden el fin de la impunidad y juicios a exfuncionarios acusados de corrupción y represión, incluido el propio Mubarak.
La también llamada "marcha del millón" pretende hacer una alerta a las autoridades, a pesar del anuncio el jueves de que se juzgará a 25 antiguos ministros, diputados y dirigentes partidistas afines a Mubarak por asesinato, intento de asesinato, agresión y daños físicos.
El caso se refiere a la conocida aquí como Batalla de los Camellos, en alusión al 2 de febrero cuando el entonces mandatario y sus allegados presuntamente ordenaron a seguidores invadir Tahrir a lomo de caballos y camellos y arremeter contra los manifestantes.
Según dispuso el jefe de la Comisión de Investigación Judicial del Ministerio de Justicia, Mahmoud Al-Sebrut, esas personas deberán comparecen ante una corte penal por instigar aquellos ataques.
Aunque el momento apoteósico se prevé sea tras los rezos musulmanes del mediodía, desde ayer los propios activistas se hacen cargo de la seguridad y otras coordinaciones, luego que la policía y el Ejército anunciaron que monitorearán "a distancia" la manifestación.
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