Ortelio González Martínez
Se rumoraba, pero nada era seguro hasta que ayer, a las ocho de la noche, se dio la noticia: Ciego de Ávila era la ganadora de la emulación por la sede del acto nacional por el 26 de Julio.
Uno de esos noctámbulos de pueblo se aprestaba a festejar y lanzaba palabras al aire: "Estábamos en la pelea. El año pasado luchamos hasta el último momento, pero no pudimos. Yo sabía que en este sí se rompía el corojo".
"Mire ese Parque de la Ciudad, las cosas que allí nacieron, mire el bulevar, las calles arregladas. ¡Y el Sur de la ciudad ni se diga!, y la producción de alimentos; y la zafra, que este año sí estuvo distinta. ¡Es lógico que obtuviéramos el 26! Fuimos la sede en 1980. Después tardamos más de 20 años en volver a obtenerla, y en esta tercera ocasión pasaron solo nueve", comentaba.
Poco después de la noticia esperada, gran parte del pueblo avileño, en nombre de los habitantes de otros municipios, se congregaba en la Plaza Camilo Cienfuegos y aplaudía. Desde allí festejó en unión de los principales dirigentes políticos del territorio.
Jorge Luis Tapia Fonseca, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en la provincia, convidaba a continuar con el movimiento político "sin perder un día", frase que los avileños hicieron suya, motor impulsor de muchas tareas.
Casi frente a él, uno de los trabajadores de todos los días, de los imprescindibles, como diría el poeta, se regocijaba con aquellas palabras y afirmaba con alegría: "Más allá de quien ganó, la victoria es de todos los buenos cubanos. Ahora, a trabajar duro, porque valió la espera".
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