Por:Lucilo Tejera Díaz
El jueves 23 de diciembre de 1841 ocurrió un suceso especial en el matrimonio del abogado Ignacio Agramonte Sánchez Pereira y María Filomena Loynaz y Caballero, quienes residían en la casona enclavada en la esquina de las antiguas calles Soledad (hoy Ignacio Agramonte) y Candelaria (Independencia).
Esa construcción del siglo XVIII se ubicaba, como ahora, en la zona más céntrica de la ciudad de Puerto Príncipe (hoy Camagüey).
Ese día nació el primogénito de la familia y recibió por nombre el de Ignacio Francisco Eduardo y de la Merced, quien llegaría, con el tiempo, a figurar entre principales líderes políticos y militares de la primera guerra por la independencia de Cuba, que estalló el 10 de octubre de 1868.
Cuando ocurrió el suceso, Carlos Manuel de Céspedes, iniciador de la epopeya libertaria, tenía 22 años de edad; 13, Salvador Cisneros Betancourt, prestigioso patriota camagüeyano y, cinco, el dominicano Máximo Gómez, quien llegaría a ostentar el más alto cargo del Ejército Libertador.
Antonio Maceo, Lugarteniente General de esa fuerza y protagonista de la Protesta de Baraguá, nacería cinco años después, y 12 más tarde José Martí, Héroe Nacional de Cuba.
En 1841 Puerto Príncipe era la tercera ciudad en importancia de la isla, con notable economía ganadera, amplio comercio con el Caribe, y era sitio donde radicaba la Real Audiencia desde 1800 y contaba con prestigiosa entidad cultural, la Sociedad Filarmónica, así como con el segundo ferrocarril de relevancia en el país.
Ignacio fue el mayor de cinco hermanos. Los primeros estudios los realizó en su ciudad natal y, en 1852, viajó a Barcelona, España, donde cursó tres años de Latinidad y Humanidades. En 1855 inició Filosofía, en opción al título de Bachiller en Artes.
Doce meses después matriculó en la Universidad de Barcelona y a los pocos meses después regresó a Cuba. En la Universidad de La Habana ingresó en la carrera de Derecho Civil y Canónigo hasta 1865 en que se tituló como Licenciado.
Aunque con trabajo en La Habana, Puerto Príncipe lo atraía enormemente, pues allí conoció a la joven Amalia Simoni, a quien amó desde el primer momento.
El historiador Fernando Crespo, en entrevista concedida a la página digital de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, expresó:
“Fue un amor sublime lo que Ignacio sintió por Amalia, fue idolatría total. Desde abril de 1867 le confesó haber nacido el uno para el otro. Fue su única novia y esposa. En cuatro ocasiones le juró ser “tuyo para siempre y aún después”. Entre ellos se logró la perfecta concordancia ética, amorosa y política.
Comprometido con la independencia de la Patria Ignacio Agramonte se incorporó al naciente ejército mambí en Camagüey, el 11 de noviembre de 1868, apenas tres meses después de sus nupcias con Amalia.
Desde entonces iniciaría con celeridad y a fuerza de osadía y disciplina, patriotismo sin límites, firmeza revolucionaria y entrega absoluta a la causa independentista, el camino hacia la gloria en la historia de Cuba.
Agramonte fue uno de los redactores de la primera Constitución de la República en Armas (Guáimaro, abril de 1869), organizador de hospitales y talleres de campaña y de la temible caballería camagüeyana, que tantos reveses infligiera a las huestes coloniales.
Cuando murió en combate en la mañana del domingo 11 de mayo de 1873 en los potreros de Jimaguayú, a 35 kilómetros al sur de Puerto Príncipe, con 31 años de edad, tenía la jerarquía militar de Mayor General, jefe de las fuerzas insurrectas de Camagüey y uno de los puntales políticos de las luchas por la independencia.
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