En el tradicional mensaje radial sabatino de la Casa Blanca, el mandatario demócrata retomó el asunto de la fiscalización en los impuestos y se concentró mayormente en temas económicos.
El gobernante subrayó la necesidad de que en tiempos de recesión el país restaure la regularidad fiduciaria y deseche la ineficiencia derrochadora de capitales comenzando por Washington, dijo.
Obama exhortó al Congreso a aprobar lo antes posible una enmienda presentada por el Ejecutivo que sugiere una modificación proporcional al alza en el pago de gravámenes y recortes de gastos en instituciones del Estado.
El Presidente recomendó a la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, priorizar proyectos legislativos que salven dinero federal e identificar aquellos programas que realmente trabajen y den buen uso a los aportes de los contribuyentes.
Antes Obama anunció un plan que persigue modificar el código impositivo y aumentar la desgravación fiscal a familias trabajadoras, en una época donde la crisis económica toca las puertas de millones de hogares norteamericanos.
Durante su campaña electoral del pasado año, el ahora jefe de Estado prometió aligerar las cargas de gravámenes para bien de la influyente comunidad de clase media norteamericana, su mayor fuente de votantes.
Sin embargo, el mandatario presentó un proyecto de presupuesto federal para 2010 por 3,6 billones de dólares, que puso en alerta a contribuyentes ante un eventual repunte de tributos.
De acuerdo con el jefe de la Casa Blanca, existen indicios de esperanza en pos de la reactivación industrial y financiera de Estados Unidos, aunque -dijo- la primera potencia global no está aún fuera de peligro.
La economía nacional perdió 663 mil empleos el mes pasado, empujando la tasa de paro a un máximo en 25 años, del 8,5 por ciento. Además se registró una contracción anual del 6,3 por ciento en el último trimestre de 2008.
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