Por Noel Manzanares Blanco / Televisión Camagüey
Muy poca sorpresa me causó la información que leí procedente de la sección de correspondencia del Miami Herald del pasado 31 de agosto. Allí se encuentra el título “¡Vámonos de Miami!”, donde se puede leer:
“Primero subieron la electricidad, después subieron los impuestos de las casas, más adelante subieron el agua, los seguros de los carros, de las casas, los seguros médicos, volvieron a subir la electricidad, volvieron a subir los seguros de las casas, van a subir de nuevo los impuestos a la propiedad, subió el precio de la leche, de los frijoles, del café, de la mantequilla, del queso, del arroz, de la gasolina; ya da vértigo tanta altura.
“Lo que bajó fue mi salario, pues la factoría está 'en baja' y para poder continuar con la misma plantilla nos rebajaron el salario, mejor menos sueldo que sin trabajo.
“Y como todo sube, el alcalde del condado, Carlos Álvarez, también subió los salarios de sus ayudantes. Pero no han hecho nada por resolver los graves problemas que tenemos los ciudadanos en Miami” —certifica la persona que escribió lo antes citado, y brinda más desgracias.
No obstante, también aparece el rótulo “Así funciona el sistema de salud”. Es al respecto que sobretodo quiero llamar la atención. Quien lo firma, asevera:
“El tener un seguro médico de grupo o individual cada día es más difícil en el sur de la Florida por los impedimentos que ponen, pues quieren personas sanas y que no se enfermen, aparte de los aumentos de las primas, copagos y deducibles. ¡Es un negocio redondo!
“Los seguros privados en este año, todos los costos de las consultas médicas de los primarios y especialistas en un 70% se le repartió a los asegurados, o sea, una consulta de un médico primario cuesta $65, el paciente paga $40, el seguro solo paga al médico $25 o menos. Esto se repite con los especialistas de la misma forma. Hay seguros que las primas las aumentaron también, una persona que pagaba $299.49 al mes ahora pagará $341.56.
“Los deducibles ni qué decir, ya están en $2 500 y $5 000 al año para una estancia necesaria en un hospital” —y hace constar otros elementos.
Inmediatamente, recordé que Cuba también está afectada por la actual crisis económica mundial, pero en el asunto de la atención social exhibe un panorama cualitativamente diferente, para bien de sus habitantes y otras personas que requieran de su colaboración solidaria.
A modo de ejemplo, está el trasplante de riñón. El primero se hizo el 24 de febrero de 1970, en el Instituto de Nefrología. Desde entonces, suman más de 4 200, en nueve hospitales del territorio nacional. Aquí sigue el asunto: en la nación fue creada la Sección de Trasplante de la Sociedad Cubana de Cirugía, que abarca además órganos como Corazón y Pulmón. La novedad: ¡todo con calidad y gratis!
Responsablemente, puedo sentenciar que el ejemplo reflejado apenas constituye una muestra de la abismal diferencia que separa a ambos lados del estrecho de la Florida en el tema de la salud pública. Es que en esta Patria revolucionaria y socialista se apuesta al culto a la dignidad plena de la persona.
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