Por :Yamylé Fernández Rodríguez
En Cuba: todos los días un primero de junioComo cada mañana Camila salió de su casa de la mano de su madre, rumbo al círculo infantil.
La institución no importa, pudo haber sido “Cestico de Rosas”, en el corazón de ciudad de Camagüey o “Príncipe Enano”, en el municipio de Minas, a más de 30 kilómetros de la capital provincial.
Lo cierto es que en cualquiera de esos sitios miles de príncipes enanos, viven cada jornada un Día de la Infancia, independientemente de que sea el primero de junio la fecha en que se celebre en el mundo.
Y es que para los niños cubanos su Día inicia desde el mismo instante en son captados en el vientre de sus madres.
A partir de ese momento cada análisis clínico, cada medicamento o dieta indicada, están dirigidos a velar por la llegada al mundo de un ser saludable.
Vacunas gratuitas contra 13 enfermedades, forman parte de la bienvenida al sistema social cubano y de ahí en lo adelante llegará su turno a la educación preescolar, donde se enseña a los pequeños los primeros pasos del largo camino de la vida.
Luego, un sinfín de conocimientos y modernas tecnologías los esperan, gratuitamente, en la enseñanza primaria y en todo ese tránsito también se les da a conocer que como seres humanos, tienen derechos: a la vida en familia, a la no violencia, a expresar sus ideas y desarrollar iniciativas propias.
Es así, a grandes rasgos, cómo transcurre la niñez en Cuba; una infancia matizada por la tranquilidad de jugar en los parques sin el temor de que explote una bomba o haya un secuestro.
Una infancia confiada en que al concluir el sexto grado tendrá la posibilidad de alcanzar el más encumbrado sueño profesional, sin abonar un centavo.
Puede que para algunos lo enunciado hasta ahora no resulte una noticia de último minuto; la cotidianidad, a veces, provoca que pasen desapercibidos logros que para otros constituyen quimeras.
¡Qué diferencia con los pequeños que entristecen la pantalla de televisor revolviendo en la basura para comer o llorando por haber perdido a sus padres en un bombardeo!
Es ese lamentable contraste el que distingue la realidad cubana; un contexto en el que se lucha por un mundo al derecho, en el que los niños sean siempre la esperanza de un futuro mejor.
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