Por:Iris de Armas Padrino
Avalada por el prestigio y respecto nacional e internacional alcanzados en las últimas décadas, la medicina cubana goza hoy de un rico historial que se remonta a un siglo atrás, cuando no existían las sofisticadas tecnologías de avanzada instaladas actualmente en instituciones sanitarias del país.
La creación el 28 de enero de 1909 de la Secretaría de Sanidad y Beneficencia constituyó entonces un hecho de extraordinaria importancia para la historia de la medicina y la salud pública de la Isla.
El Doctor Gregorio Delgado, historiador del Ministerio de Salud Pública de Cuba (MINSAP), confirmó en exclusiva a la AIN que esa institución cumplirá 100 años con uno de los historiales jamás visto por entidades similares.
Considerado entre los ministerios de salud más antiguos del orbe, se recordará este año su trayectoria ascendente, cuya relevancia define el prestigio obtenido por la rama dentro y fuera de fronteras, sobre todo en el período revolucionario a partir de 1959.
Según Delgado, no fue hasta la etapa de la segunda ocupación norteamericana que la Comisión Consultiva, organismo creado por el gobierno interventor en sustitución del Congreso de la República, al discutir y aprobar la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, incluyó entre las Secretarías de Despacho a la de Sanidad y Beneficencia.
De esa forma, precisó, quedaba la organización de la salud pública unificada, independiente y elevada a categoría ministerial, teniendo así Cuba la prioridad, ya que otros países solo lo lograron años más tarde.
Así, describió el historiador, Austria elevó la suya en 1917; Checoslovaquia en 1918; Rusia después de la Revolución de Octubre; Gran Bretaña en 1919; Francia en 1920; República Dominicana y Líbano en 1921; y Turquía en 1923.
Estados Unidos creó su Secretaría después de 1940 y muchas otras naciones como Alemania, China, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, España, Italia y Suiza poseen su organización de salud pública adscripta a otros ministerios, aseveró la propia fuente.
Aclara Delgado que en el caso de Cuba, ese acontecimiento no fue una casualidad, pues cuando se independiza formalmente, el primer presidente de la República nombra como Secretario de Gobernación, al doctor Diego Tamayo Figueredo, introductor de la microbiología en la Isla.
El especialista tuvo el acierto de designar al frente de la jefatura de sanidad nacional al doctor Carlos J. Finlay, quien ocupó no solo el cargo de jefe nacional, sino municipal de La Habana y de presidente de la Junta Nacional de Sanidad; y junto a un grupo de higienistas fundó la Escuela Cubana de Higienistas, apuntó.
Esa Secretaría, con el nombre de Sanidad y Beneficencia, existió hasta 1940 al ponerse en vigor la nueva Constitución de ese año, que regiría la República, y entonces la Secretaría de Sanidad y Beneficencia asume la designación de Ministerio de Salubridad y Asistencia Social.
Tras el Triunfo de la Revolución, explicó Delgado, al fundarse el Ministerio de Bienestar Social y sacar de la cartera de Salubridad y Asistencia social, la parte de asistencia social, entonces se le denominó Ministerio de Salubridad y Asistencia Hospitalaria, nombre que apenas conservó durante 12 meses.
En enero de 1960 se le llamó Ministerio de Salud Pública y representa a todas las instituciones de salud cubanas, desde los policlínicos, hospitales, centros asistenciales, médicos de la familia hasta las direcciones de salud, todo de forma integrada, recalcó Gregorio Delgado, quien con orgullo valora la fortaleza y el prestigio alcanzado por esa institución en el orbe.
Cuba exhibe hoy indicadores sanitarios comparables a los de naciones desarrolladas y el 2008 cerró con una tasa de mortalidad infantil de 4,7 por mil nacidos vivos, la más baja de las Américas, incluida la de EE.U., y la expectativa de vida al nacer es de casi 78 años.
Tal mérito está dado por la atención del Estado que prioriza por encima de todo el desarrollo del ser humano. (Por Iris de Armas Padrino)
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