Julio Antonio Mella, líder indiscutible del movimiento estudiantil y comunista cubano, fue víctima de numerosas acciones y represalias por parte de los gobiernos de su época, los cuales intentaron silenciar su desenvolvimiento revolucionario.
Uno de los actos en contra de Mella fue su expulsión de la Universidad de La Habana el 25 de septiembre de 1925.
Para esa fecha ya era conocido como prestigioso dirigente estudiantil, pues había sido artífice de importantes actos dentro de la Universidad de La Habana.
Desde su ingreso a ese recinto, en septiembre de 1921, estuvo en la primera línea de la lucha y encabezó la protesta estudiantil contra el nombramiento de Enoch Crowder como Rector Honoris Causa de la Universidad; también como colaborador de la revista Alma Mater, desde cuyas páginas se alzó su voz.
Insatisfecho siempre con los procedimientos entreguistas de los gobiernos y sus repercusiones en la casa de altos estudios, fue artífice principal del movimiento reformista allí y desde la tribuna del Aula Magna su voz se escuchó en más de una ocasión.
A su iniciativa se debió la celebración del Primer Congreso Nacional de Estudiantes en 1923, año en el cual resultó elegido presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).
Pero el accionar de Mella rebasó los muros de la centenaria institución. Abrazó también la lucha de los obreros y patriotas cubanos, razón por la cual brindó su apoyo al Movimiento de Veteranos y Patriotas y creó la Universidad Popular José Martí, encaminada a elevar el nivel cultural de los trabajadores.
Con esa trayectoria no hay dudas de que Mella era elemento peligroso para quienes basaban su gobierno en la opresión del pueblo, dispuestos en todo momento a cumplir los designios del poderoso amo norteño.
La voz de aquel joven que apenas había rebasado la veintena de años -nació en la Habana en 1903- era imposible de acallar y día tras día ascendía y demostraba su decidida filiación comunista, lo cual le llevó a crear, primero, la Liga Antiimperialista de las Américas y después, junto a Carlos Baliño, el Partido Comunista.
La acusación interpuesta por el profesor de la Facultad de Derecho Rodolfo Méndez Peñate contra Mella, fue el pretexto que facilitó su expulsión de la Universidad.
El suceso acaeció cuando este profesor humilló a la estudiante de derecho Oliva Zaldívar, con quien el líder había contraído matrimonio en 1924. Mella exigió la explicación del docente, y éste no solo se negó a rectificar su acto, sino que acusó al joven ante el Claustro Universitario.
Es así como, al terminar la reunión del Consejo de Disciplina, el secretario de la Facultad de Derecho, Aurelio Fernández Consecho, informaba a Mella que había sido encontrado culpable de la falta grave imputada por el citado profesor y, en consecuencia, se le sancionaba a la pérdida de las asignaturas en las cuales estaba matriculado y la expulsión temporal del centro.
Este hecho, uno más de los fraguados y llevados a la práctica por Gerardo Machado para destruir a los organismos directores del estudiantado, fue denunciado por el líder estudiantil.
En la carta redactada a la sazón, exponía los verdaderos motivos de su expulsión y señalaba que se trataba de una represalia por su participación en algunos de los actos ya citados y su papel central en la lucha del estudiantado universitario.
Apuntaba: "Mi expulsión es una venganza. A los vengadores no se les pide justicia. Se les vence o se les emplaza para el día en que puedan ser vencidos". (Yolanda Díaz, AIN)
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