Camagüey, -Nadie lo pone en duda: es una verdadera pena que a esta altura de la era del conocimiento y de consolidación de importantes descubrimientos científicos, encontremos personas en el mundo que no se den por enteradas de que el planeta que habitamos está al borde de una debacle nuclear, si Estados Unidos e Israel no renuncian a sus planes de agredir a Irán.
El hecho podría citarse de insólito si en buena lid millones de terrícolas no conocieran tal amenaza y lo que se cierne sobre la paz mundial, maltratada por las guerras, promovidas y alentadas por Estados Unidos en diferentes lugares como Irak y Afganistán, conflictos de Israel contra Palestina y otros focos de tensión.
Permanecer impasibles ante esa triste realidad es aceptar pacientemente el fin prematuro de la vida, prevenible si todos alzamos las voces y auguramos un mundo de justicia y de paz.
No hay derecho alguno de que el feroz binomio: USA e Israel mantenga en un sobresalto la tranquilidad de más de 7 000 millones de personas que desean vivir en un ambiente de hermandad y solidaridad humana.
En este minuto el problema hay que focalizarlo en que el mayor número de personas adviertan el peligro y busquen persuadir al presidente de Estados Unidos, Barack Obama de que evite transformar al mundo no para mal sino para bien de la humanidad.
Allá los ignorantes que se hacen los más cultos del mundo a la sombra de signos fetichistas de los superprogramas enlatados que embriagan y enajenan.
Ojala que la salida al conflicto de Estados Unidos e Israel contra Irán sea el de la prudencia y dejar sin efecto el acuerdo del Consejo de Seguridad de la ONU que autoriza a la mayor potencia mundial a inspeccionar los mercantes y naves aéreas de la nación persa.
Pienso que nadie quiera que sobrevenga ese infausto minuto. De ocurrir será el estallido de una conflagración a escala global en la que perderían, tanto los atacados como los atacantes, lanzados a un muerte segura, que enlutaría a millones de hogares, sin pensar, claro, en las consecuencias peores como la pérdida del equilibrio del medio ambiente y la desaparición de la especie.
Ni Estados Unido ni Israel tienen derecho a condenar a Irán porque enriquezca uranio con fines pacíficos, sin embargo, tanto uno como otro poseen armas nucleares y se envalentonan con amenazas, incluso, con agredir a un noble y valiente pueblo.
A menos de veinticuatro horas de que el director general de la Agencia Internacional para la Energía Atómica reclamó a Israel adherirse al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), acuerdo que limita la difusión de armas atómicas y permite controles en los sitios a los inspectores de la AIEA, el régimen sionista desestimó la propuesta, realizada en Viena por el japonés Yukiya Amano, máximo representante de la institución, según despachos de prensa, difundidos el domingo cinco de septiembre.
Las 200 bombas nucleares que posee Israel no son de juego, éstas son capaces de complicar el tablero de ajedrez en el que el jaque mate debe darse para bien de todos con la ficha, llamada PAZ.(Enrique Atiénzar Rivero)
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