La colina de la Esperanza transpira rebeldía y en uno de sus sagrados nichos reposa un héroe, el insigne Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, quien quiso volver para la eternidad a su refugio de guerra, a las posiciones de combate.
Allí, en plena serranía del Mausoleo del Tercer Frente Oriental Mario Muñoz Monroy, el jefe guerrillero significa todo un símbolo, como en los días de lucha cuando con sus tropas trazaba la estrategia para la victoria final.
Las insurrectas montañas atesoran los recuerdos de aquel período de resistencia y de triunfos, como homenaje eterno al brillante estratega militar, a quien la muerte lo sorprendió el 11 de septiembre de 2009.
Camino hacia las cordilleras, emboscadas y puntos de defensa, el legendario guerrillero continúa simbólicamente llamando a seguir adelante y reafirma su histórica frase del cinco de diciembre de 1956 en Alegría de Pio: “!Aquí no se rinde nadie!”.
Y nadie se rindió, todos prosiguieron la marcha abriendo nuevos frentes, aniquilando enemigos, sumando rebeldes a la causa patriótica y éxitos por todas partes.
Ahora, parece como si otra vez el Tercer Frente Oriental recibiera en este septiembre órdenes de su Comandante Almeida, e izara la bandera en las insurgentes serranías y todo el lomerío sintiera el empuje de las columnas rebeldes.
Con su Don de Rebelde, el legado del jefe guerrillero se mantiene firme y continúa avanzando. Es como si fueran aquellos tiempos, cuando amplíaba las zonas de combate y a sus filas se unían cada día más insurrectos y campesinos, en apoyo a la lucha revolucionaria.
“ Bravo ese Comandante”, dirían las fuerzas enemigas, cuando sentían el empuje de sus columnas en los campos de operaciones.
La victoria y los triunfos estarán siempre de su lado, porque supo desafiar los peligros, vencer obstáculos y avanzar.
Su Tercer Frente se viste nuevamente de Verde Olivo y todos cantan por la vida y la obra del intrépido guerrillero y entonan sus canciones preferidas.
Allá y en todas partes están presentes las estrofas de su pieza musical /Ya me voy linda Lupe/, en alusión a su partida desde México, cuando se despedía en 1956 de esa hermana nación como expedicionario del yate Granma.
Nacido en La Habana el 17 de febrero de 1927, fue desde su juventud un fiel luchador y un patriota de talla excepcional, que acompañó al líder revolucionario Fidel Castro en las acciones del asalto al cuartel Moncada, guardó prisión junto a él, se fue al exilio, regresó en el Granma, ascendió a la Sierra y se ganó los grados de Comandante.
Cuba y otras tierras del planeta rinden al legendario Juan Almeida Bosque el homenaje perpetuo a su obra, a su honor, a su vida de guerrillero, de Comandante, de constructor, de guía y también de compositor, al cumplirse este 11 de septiembre el primer aniversario de su desaparición física. ((Alfredo Carralero, AIN)
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