TEGUCIGALPA, 21 de septiembre.— "Patria, restitución o muerte", proclamó el presidente hondureño Manuel Zelaya ante miles de manifestantes el lunes en la noche, en medio de una fuerte tensión en Tegucigalpa.
El mandatario regresó a Honduras, burlando los controles del gobierno de facto de Roberto Micheletti.
"Creyeron que me iban a parar en la frontera, pero aquí estoy vivito y coleando porque venía cubierto con energía a este pueblo", sentenció Zelaya. "Ni se dieron cuenta que tenemos más estrategias, capacidad y organización",agregó.
"Los que creyeron en este servidor, no se equivocaron, porque tengo el espíritu rebelde de los cinchoneros de Olancho", subrayó en alusión a un campesino revolucionario de su departamento, Serapio Romero, cuyo nombre fue tomado en los 80 para bautizar a un grupo guerrillero.
"La marcha avanza incontenible y no se detiene hasta alcanzar la victoria", añadió.
Cuando entraba la noche, la energía eléctrica fue cortada por las autoridades en la zona de la embajada de Brasil, en la colonia Palmira, centro-noreste de Tegucigalpa, y merodeaban ambulancias de la Cruz Roja. El gobierno de facto de Honduras no es reconocido por ningún país, según AFP.
Poco antes, el Consejo Permanente de la OEA, en una reunión extraordinaria, acababa de aprobar una declaración en la que pedía al gobierno golpista hondureño que respetara la vida de Zelaya, y que todas las partes evitaran la violencia. Al término de la reunión, el secretario general de ese organismo, el chileno José Miguel Insulza, manifestó su intención de viajar mañana mismo a Tegucigalpa y confió en "que no haya obstáculos" a su gestión, aunque fueron cerrados los aeropuertos.
En el Consejo Permanente, el embajador nicaragüense, Denis Ronaldo Moncada, transmitió un mensaje de Zelaya en el que el legítimo presidente hondureño rechaza el plan mediador del mandatario de Costa Rica, Oscar Arias.
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