por Ernesto Pantaleón Medina / Televisión Camagüey
Nació en un país signado por la violencia, las guerras ente los “capos” de la droga y entre estos y la policía; quizás por tales razones su anhelo supremo es la paz y pide que, llegado el momento de la partida sin retorno, la causa sea el amor.
Un buen día, siendo un niño de apenas 9 años, empuñó la guitarra y, sin soltarla hasta hoy, ha “bombardeado’ a todo el mundo con canciones que hablan de la relación entre parejas, de la tolerancia y de la fe en un mundo mejor.
No por gusto, la legendaria figura de la música que lo inspiró a rasgar los primeros acordes, fue Silvio Rodríguez, con su carga de poesía profundamente humana; y de la mano del autor de “Unicornio Azul y Te doy una canción”, transportado por las musas y el pentagrama, conoció a Cuba, un pequeño archipiélago donde el respeto a nuestros semejantes es culto y ley.
Aquí, como en todos los sitios que ha pisado con su planta de trotamundos, extendió su mano alegre y bondadosa, e hizo amigos: Amaury, Carlos, Formel, y tantos otros que como Olga Tañón, Danny Rivera o Miguel Bossé, aunque hayan nacido en otras latitudes, portan los mismos sentimientos y le acompañan en este canto sin fronteras ni obstáculos a la mayor aspiración de los hombres y mujeres de bien: la paz.
No importan los ladridos de éste o de aquella, ni el empeño manipulador de algunos medios que intentan politizar hasta la cultura, y mienten a sabiendas de que no es posible engañar a millones en todo el mundo.
Aplausos cerrados, y un abrazo bien fuerte, para ti, Juan Esteban, y para tus amigos, que son los nuestros..
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