LÁZARO BARREDO MEDINA
La llegada de Raúl a Namibia el domingo 19 de julio fue la apoteosis de la entrañable fraternidad combativa que permanece incólume a pesar de los años. Cuánta verdad la del Autor Intelectual del Moncada cuando dijo: "Alma y ocasión es lo que necesitan los pueblos para redimirse y en cuanto hay ocasión, salen las almas¼ ".
En los rostros de Raúl y José Eduardo se apreció la satisfacción por el encuentro sostenido y el pleno entendimiento que hoy caracteriza las relaciones.
El aeropuerto de Windhoek, la capital namibia, fue una fiesta multitudinaria de amigos. Estaban, por un lado, las motivaciones danzarias de la cultura de este territorio africano que subyugan por el color, la brillantez, la energía y la gracia de sus ritmos (Raúl diría después que al verlos podía comprender las raíces de donde la mayoría de los cubanos aprendían a moverse con tanta soltura al compás de la música).
Pero también estaban cientos de hombres y mujeres blandiendo banderitas namibias y cubanas en un saludo entusiasta con los gritos de "Raúl, amigo, Namibia está contigo" o "Raúl, amigo, el pueblo te saluda", y lo que más impresionó fue que la mayoría de ellos y ellas estudiaron en Cuba a lo largo de estos años, vivieron con nuestro pueblo y se formaron en distintas especialidades en nuestras universidades, otros muchos compartieron trincheras al fragor del combate contra el Apartheid, o tienen vínculos ahora con nuestros colaboradores en diversas áreas para trabajar por el desarrollo.
Si en una palabra tuviese que describir lo que ha sucedido en toda la jornada del domingo 19 de julio, no vacilaría en acudir al término de ¡emocionante!, porque todos los cubanos ante el afecto de los namibios nos pasamos la mayor parte del tiempo con un nudo en la garganta.
Los cubanos tuvimos un nudo en la garganta al ver las manifestaciones de cariño de los namibios.
Tras los honores del recibimiento ofrecido por el Presidente Hifikepunya Lucas Pohamba y casi todas las más altas autoridades de Namibia, la comitiva se dirigió hacia la hermosa ciudad de Windhoek. Era necesario atravesar casi 50 kilómetros de la extasiante pradera africana que se extiende por el horizonte hasta topar con altas montañas a ambos lados de la carretera.
Windhoek era el centro de grupos o etnias aborígenes hasta el siglo XIX. Alemania ocupó la región en 1885, y la transformó en el asiento del régimen colonial en 1892 como la capital de la colonia de África del Sudoeste Alemana (Deutsch-Südwestafrika). Durante la Primera Guerra Mundial, la ciudad fue capturada por tropas sudafricanas y se convirtió en un dominio británico. Hasta que la independencia de Namibia fue proclamada en 1990, fue reconocida como la capital del África del Sudoeste administrada por el gobierno sudafricano.
En Salvador de Bahía se desató una espontánea manifestación de solidaridad con Cuba.
Esta ciudad, situada en la altiplanicie, resalta a la vista por sus hermosas construcciones, su orden, su limpieza. La habitan unas 230 000 personas y para tener una idea del cariño hacia los cubanos baste decir que una de sus avenidas principales lleva el nombre del líder de la Revolución, Fidel Castro Ruz.
El simbolismo de esta visita lo caracterizó la hermandad. Apenas instalados en un hotel, la delegación partió hacia el bello Palacio de la Presidencia recién construido. A Raúl lo acompañó un ministro del Gobierno que tiene una particularidad: él fue uno de los niños de aquella criminal acción de Cassinga, quien luego fue a vivir y a estudiar a Cuba.
A la llegada al Palacio, el General de Ejército fue recibido por el Presidente Pohamba y sostuvieron conversaciones privadas; más tarde acudieron a un salón donde les aguardaban sus respectivas delegaciones para realizar lo que en términos diplomáticos se denomina "conversaciones oficiales", pero que no tuvieron en este caso ni un ápice de almidonamiento protocolario, sino la virtud de hablar como hermanos sobre ideas y empeños, dificultades y colaboración de nuevo tipo, deseos de luchar en un mundo cada vez más desigual. El contenido de los discursos de una y otra parte no deja resquicio a la menor duda sobre los principios y profundos lazos que caracterizan las relaciones.
Se sintió tan conmovido el Presidente Pohamba que estrechó las manos a Raúl para agradecerle todo lo que ha hecho Cuba, pero más apreció la respuesta del General de Ejército: No hay que darnos las gracias; solo hemos pagado una deuda de gratitud con nuestras raíces.
En Namibia fue una fiesta multitudinaria de amigos.
Lo que sucedió después es muy difícil de describir. La cena, que reunió a cerca de 300 invitados del Gobierno namibio, fue algo que nunca olvidaremos los que estuvimos presentes en aquel salón, porque fue fehaciente prueba de que el honor es dicha y es fuerza.
Y honor fue lo que se respiró en aquel ambiente cuando anunciaron el saludo a Raúl por parte de un grupo de combatientes namibios que enfrentaron, junto a angolanos y cubanos, la agresión sudafricana en Cuito Cuanavale. Miré hacia una mesa cercana donde se apreciaba orgullo por esa amistad en los semblantes de los generales Polo (quien estuvo en la guerra de Angola nueve años, diez meses y 28 días) y Hochimin, el actual Ministro de Defensa de Namibia, hermanos de armas en aquella lucha liberadora. Hubo otras escenas conmovedoras, como la de un compañero de la comitiva cubana que trajo a Namibia una foto en la cual aparece junto a un guerrillero namibio, de cuando participaron en acciones combativas 25 años atrás, para tratar de indagar sobre él y casualmente se encontraron allí con un fortísimo abrazo; aquel guerrillero es hoy coronel en el Ministerio de Defensa
Pero lo que llegó hasta arrancar lágrimas fue el momento en que cerca de 50 personas, hombres y mujeres que estudiaron en Cuba, muchos de ellos víctimas en la masacre de Cassinga, hoy profesionales, algunos en responsabilidades como ministros, embajadores, funcionarios del Gobierno o de la SWAPO, se acercaron a la presidencia para rendirle homenaje a Fidel y a Sam Nujoma, padre fundador de la República de Namibia allí presente, y comenzaron a cantar canciones cubanas, como Cuba qué linda es Cuba o la Guantanamera con las estrofas de Martí, con un sentimiento que a todos estremeció.
El lunes 20 de julio, Raúl y Sam Nujoma sostuvieron un encuentro. Nujoma recién cumplió 80 años y desde que concluyó sus labores en el gobierno dedicó una parte de su tiempo a profundizar sus estudios de geología, terminando recientemente un doctorado.
Más tarde, la comitiva cubana visitó el complejo monumental que en homenaje a los héroes fue erigido en un montículo dominante a las afueras de la ciudad.
Admirado por la belleza del lugar y concepción de las obras, Raúl destacó lo importante que resulta dejar a las nuevas generaciones el conocimiento y la tradición de lucha como la que ha enfrentado Namibia.
Holandeses, ingleses, alemanes, portugueses y sudafricanos colonizaron bárbaramente a ese país y reprimieron todo intento de rebeldía contra la opresión desde finales del siglo XIX hasta que a mediados del siglo XX surgió un movimiento nacionalista cuyo origen fueron los emigrantes provenientes del norte, empleados en minas y granjas y que crearon la SWAPO bajo el liderazgo de Sam Nujoma.
La amistad entre Cuba y Namibia salió robustecida mucho más de este fraternal encuentro entre los Presidentes Raúl y Pohamba, lo que se apreció en la emotiva despedida en el aeropuerto antes de partir hacia la República de Angola.
Visita de trabajo a Angola
Tras poco más de dos horas de vuelo, el avión de Cubana llegó a Luanda en horas de la tarde y el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros fue recibido al pie de la escalerilla por el Primer Ministro Paulo Kassoma y otros altos funcionarios angolanos.
Luanda tiene en estos momentos un "boom" de construcciones de todo tipo como parte del programa de reconstrucción del país para intentar resolver las graves secuelas que dejaron las guerras provocadas por Sudáfrica, lo cual atrajo sobre la capital a un gran número de personas y se convirtió en un grave problema demográfico.
Hasta 1975, año de la proclamación de la independencia, esta ciudad era mayoritariamente de origen portugués, siendo pocos los africanos a los que se les permitiría residir en ella como consecuencia del racismo colonial.
No es posible olvidar que durante 300 años, entre 1550 y 1850, esta ciudad fue un importante centro de comercio de esclavos hacia América Latina, sobre todo Brasil.
Raúl se hospedó en la residencia de protocolo ubicada junto al Palacio Presidencial, una mansión con trazas coloniales erigida en un promontorio, de donde se divisa parte de la ciudad y la bahía, hoy atestada de decenas de barcos a la espera de descarga en su puerto.
Durante la tarde y hasta altas horas de la noche, Raúl y la delegación cubana sostuvieron encuentros de trabajo con la contraparte angolana.
En la mañana del martes 21, el Presidente José Eduardo dos Santos recibió al General de Ejército en el Palacio Presidencial, rindiéndole los honores militares correspondientes e inmediatamente celebraron conversaciones privadas durante algo más de dos horas, que interrumpieron para asistir al almuerzo de trabajo que ofreció el mandatario angolano a la delegación cubana, y reanudar las pláticas una vez más hasta la despedida oficial.
En los rostros de José Eduardo y de Raúl se apreció satisfacción por el encuentro sostenido y el pleno entendimiento que hoy caracterizan a las relaciones entre ambas naciones hermanas, lo cual se reiteró en la noche durante un intercambio amistoso con varios de los principales dirigentes angolanos, encabezados por el Primer Ministro Paulo Kassoma, así como numerosos jefes militares durante la guerra y que devino tertulia de narraciones sobre distintos pasajes históricos de la lucha entre cubanos y angolanos, matizadas por varias anécdotas.
Antes de partir en la mañana del miércoles 22 de julio, el compañero Raúl y la comitiva que lo acompaña se reunieron con una representación de los colaboradores cubanos que hoy trabajan en Angola en distintas ramas.
El Segundo Secretario del Partido les ofreció una explicación sobre los procesos económicos actuales del país en estos momentos, la situación de algunos asuntos en la arena internacional como las relaciones bilaterales con Estados Unidos, el ALBA y los acontecimientos en Honduras, así como evaluó de trabajo serio la colaboración emprendida con Angola y la responsabilidad que tienen todos los presentes por hacer mejor todavía la actual misión que la que participó en la guerra, hacer las cosas con más calidad y cada día mejorar las relaciones de hermandad con los angolanos.
Es evidente que esta visita de trabajo de Raúl a Angola se convirtió en una consolidación de los contactos y acuerdos firmados en febrero de este año entre ambas naciones hermanas.
Escala en Salvador de Bahía
La salida de Angola fue hacia Salvador de Bahía, Brasil, donde se hizo una escala de tránsito. El avión de Cubana atravesó el Atlántico durante poco más de siete horas.
Salvador de Bahía fue la primera capital del Brasil colonial y tiene varios apodos: la capital de la alegría, por su folclore africano, y la Roma Negra, por ser considerada la metrópoli con el mayor porcentaje de negros localizado fuera de África. Es mucha su similitud con Cuba en idiosincrasia, mezcla racial, costumbres, raíces religiosas, música contagiosa, arquitectura y otros atributos; tanta, que a todo cubano le parece estar en Santiago.
Durante cuatro horas de recorrido por el centro de la ciudad antigua la comitiva cubana sintió el impacto directo del profundo cariño y la solidaridad que Cuba concita entre los brasileños, manifestada en continuos "Viva Cuba" al paso de los vehículos y la espontánea apoteosis de saludos de la gente a Raúl desde la llegada a la zona en la Catedral Basílica, donde también conversó con la prensa.
Raúl y Hugo Chávez, al finalizar la Cumbre de Presidentes de América Latina y el Caribe (Grupo de Río) en Sauipe en diciembre pasado, inauguraron un monumento a Simón Bolívar y luego recorrieron la ciudad ya tarde en la noche en compañía del gobernador Jacques Wagner, dirigente del Partido de los Trabajadores, y compartieron con la familia de este en la residencia Ondina, la casa oficial de los gobernadores, situada en una colina desde donde se divisa una parte de la ciudad.
Hasta allí acudió nuevamente el General de Ejército en compañía del Gobernador y departió con la familia en un ambiente muy hospitalario.
A las siete de la noche, el avión despegó para emprender regreso a la Patria en un viaje que duraría otras siete horas de vuelo, para llegar a La Habana en horas de la madrugada de ayer jueves donde Raúl y sus acompañantes fueron recibidos por el compañero José Ramón Machado Ventura, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros; el General de Cuerpo de Ejército Abelardo Colomé Ibarra, Ministro del Interior, y otros dirigentes de la Revolución.
La delegación presidida por el Segundo Secretario del Partido e integrada por los miembros del Buró Político, Comandante de la Revolución Ramiro Valdés y el General de Cuerpo de Ejército Leopoldo Cintras Frías, así como por Ricardo Cabrisas, Vicepresidente del Consejo de Ministros, y el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, durante once días visitó cuatro países africanos donde se fortalecieron las relaciones bilaterales con cada uno de ellos, y participó en la XV Conferencia Cumbre de los Países No Alineados, en la cual la mayoría de las delegaciones elogiaron el papel desempeñado por Cuba durante su presidencia del MNOAL.
Fue, como lo calificó Raúl en Salvador de Bahía antes de regresar, un buen viaje, de mucho trabajo, pero con resultados satisfactorios.
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