Por:Lucilo Tejera Díaz
En los últimos años la ganadería vacuna cubana se encamina a incrementar sus producciones, pero lo hará mediante vías fundamentalmente sostenibles, como forma de reducir costos y depender cada vez menos de las importaciones.
Los pasos que se dan son sólidos, y lo demuestra el hecho de la recuperación paulatina en la obtención de leche después de la caída notable de la producción a mediados de la pasada década, en la fase más severa del período especial.
En el 2008 los pecuarios comercializaron 403 millones de litros con entidades de los ministerios de la Industria Alimenticia y de Comercio Interior, encargados de su venta minorista subsidiada para niños y personas que la adquieren por prescripción médica, además del abastecimiento para el consumo social.
Para este año, se proponen crecer en seis por ciento, registro que puede ser mayor en dependencia del comportamiento del clima, específicamente en lo referido a las lluvias.
El aumento del precio de compra de la leche a los productores influye en los avances, pero lo cierto es que desde antes se venía laborando con gran esfuerzo por parte de los ganaderos, conocedores de la importancia de su desempeño en la alimentación del pueblo, sobre todo de sus segmentos más vulnerables.
Ahora bien, no todo puede dejarse al arbitrio de las precipitaciones, la mejoría en el precio o la asignación de recursos.
Los ganaderos cubanos saben que su lado débil está en la alimentación de la creciente masa de vacunos. Resolver este problema demanda en lo adelante los principales esfuerzos.
Las áreas dedicadas actualmente a pastos y forrajes no alcanzan para mantener durante todo el año a los vacunos, a fin de que rindan lo más posible, sea en leche o aumento de peso para llegar al sacrificio en el tiempo económicamente idóneo, en el caso de la carne.
En esencia: hay que transformar la base alimentaria del ganado y en esto resulta fundamental, por sencillo que parezca, recoger semillas botánicas, rehabilitar pastizales y ensilar.
No puede dejarse de lado la mejoría genética, principalmente en los animales de línea lechera, y en este trabajo la inseminación artificial resulta vital, sobre todo en las cooperativas de productores privados.
Esas dos líneas de acción son básicas para el avance de la ganadería por sendas sostenibles, y los ganaderos han de tener claro un concepto: no se puede invertir y trabajar para seguir ordeñando vacas que den tres litros de leche cada día.
La aspiración y la posibilidad es responder con verdadera efectividad a la demanda de alimentación del pueblo. (Por Lucilo Tejera Díaz)
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