Por: Noel Manzanares Blanco / Televisión Camagüey
Camagüey, -La Resolución 1929 del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), adoptada el pasado 9 de junio, se pronunció porque Irán desmantele cualquier intención en torno al uso pacífico de la energía nuclear en un plazo de 90 días —so pena de que sea víctima de severas sanciones de parte de ese organismo internacional.
Hoy pudiera ser la hora cero, fecha de fatalidad para ese país, la región en que está enmarcado y no se conoce a ciencia cierta cuántas otras latitudes pudieran quedar atrapadas por el infierno.
Mis primeras consideraciones sobre este asunto las publiqué apenas una semana después con el título Peligran Corea del Norte, Irán y más, en cuyo resumen escribí: “Satanás intenta situar el juego a su favor. ¡Urge la denuncia a sus planes, así como la solidaridad militante de mujeres y hombres de buena voluntad.
Desde entonces, con particular atención he dado seguimiento a las advertencias que sobre el tema de marras ha proporcionado Fidel Castro, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, quien —al tiempo que había venido caracterizando al Presidente Barack Obama desde su candidatura a principal inquilino de la Casa Blanca— en sus últimas Reflexiones, conversaciones e intervenciones públicas, ha develado a la comunidad internacional las serias amenazas que le viene encima si se abre paso la Resolución 1929.
En el orden personal, asumo enrarecida la cuestión cada vez que recuerdo que en la reunión donde se aprobó el citado documento del Consejo de Seguridad, el Embajador de la República Islámica del Irán, Sr. Khazaee, expresó:
“Deseo concluir recalcando que no hay presión ni maldad que pueda quebrar la determinación de nuestra nación de ejercer y defender sus derechos jurídicos e inalienables. El Irán, como uno de los países más poderosos y estables de la región, nunca ha sucumbido ante las acciones hostiles ni las presiones de esas pocas Potencias, y nunca lo hará, y seguirá defendiendo sus derechos”.
En tal escenario, de mucha utilidad es que la humanidad tenga presente la infelicidad descripta por la película Titanic. El mensaje de este film, es inequívoco: cuando la tragedia se hizo realidad palpable, perecieron personas muy encumbradas y otras menos letradas, quienes tenían millones de dólares y quienes poseían dinero acaso para un paseo.
Pienso que la comunidad internacional perfectamente puede aprecia un símil entre el magisterio del Titanic, la susodicha Resolución 1929 y la declaración de principios de Irán. Si ello hace acto de presencia, resultará inevitable el holocausto y no habrá vencedores ni perdedores, sino que sucumbirán ricos y pobres, infantes, adolescentes, jóvenes y personas ancianas de todas las edades en las diversas latitudes del mundo.
Sobran razones, pues, para aprehender el reciente “Mensaje a los estudiantes universitarios de Cuba”, en especial las siguientes palabras del compañero Fidel:
“¡Que la vida humana se preserve! ¡Que los niños y los jóvenes disfruten de ella en un mundo de justicia! ¡Que los padres y los abuelos compartan con ellos el privilegio de vivir!
“La distribución justa de las riquezas materiales y espirituales, que el hombre es capaz de crear por el fabuloso desarrollo de sus fuerzas productivas, es ya la única alternativa posible”
Así, podemos y debemos evitar la potencial desdicha que significa la Resolución 1929 del Consejo de Seguridad de la ONU.
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