Comenzó un nuevo período académico, con unos dos millones de estudiantes en las aulas, quienes junto a familiares y docentes deben tener desde ahora el debido rigor y la adecuada exigencia para lograr un buen final de curso.
Son varios los aspectos que requieren atención, como el estudio diario, la búsqueda de bibliografía complementaria, la puntualidad y asistencia, la disciplina y el uso del uniforme escolar para numerosos niveles de enseñanza.
No son pocos los alumnos que salen de casa temprano y pierden tiempo en el trayecto hacia el centro educacional y faltan a turnos de clases, lo cual repercute en su aprovechamiento escolar.
Tanto estudiantes como profesores deben prepararse para recibir o impartir las materias en las escuelas. Las deficiencias que presenten unos u otros, conllevarán a que el alumno pase al otro grado con una base deficiente.
El país realiza esfuerzos cada año para garantizar el uniforme escolar, y resulta estimulante ver cada día a niños, adolescentes y jóvenes ataviados con pantalones y camisas de distintas gamas de colores como rojo, amarillo, carmelita, azul y blanco que corresponde a cada nivel de enseñanza.
Preocupa no obstante, el afán de muchos por deformar ese atuendo que los identifica. Los pantalones son adaptados al gusto de quien los porta y a veces parece que van a resbalar de la cadera y caer a los pies de su dueño, ¡tantos son los centímetros por debajo de la cintura donde debían estar!
Las mangas de las camisas y de las blusas sufren sus adaptaciones, según dicte la moda que imponen los alumnos, lo mismo que los cuellos y el ancho de tales prendas.
Cada generación tiene sus características y gustos, pero eso no justifica el uso inadecuado del uniforme.
Por estos tiempos prolifera igualmente, las jergas que inventan para comunicarse entre sí y quien esté fuera de ese contexto no entiende lo que hablan.
El español es una lengua rica en matices y con numerosos vocablos. Tener un vocabulario fluido, que denote cuánto sabemos, es algo que puede cultivarse y si es desde los primeros grados, mucho mejor.
Libros, revistas y diccionarios no deben faltar en el arsenal académico. Si no son suficientes en la casa, pues hay que buscarlos en las bibliotecas escolares.
Leer es crecer, hagamos que desde el comienzo de este período lectivo crezca el conocimiento. (María Elena Balán Saínz, AIN)
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