Por:Noel Manzanares Blanco/Televisión Camagüey
Mientras que se desarrolla exitosamente el Mundial de Balompié en Sudáfrica, un gol de Satanás intenta situar el juego a su favor: hablo del riesgo de que Corea del Norte sea atacada por Estados Unidos, a partir del extrañísimo invento de que esa nación hundiera la corbeta sudcoreana Cheonan.
Parece caer en saco roto los trascendidos del artículo de Wayne Madsen, periodista investigador que trabaja en Washington DC, quien divulgó información de fuentes de inteligencia en el sitio web Wayne Madsen Report que sospechan que la embestida contra la mencionada corbeta “fue un ataque de bandera falsa hecho para que pareciera provenir de Corea del Norte”. El autor fundamenta con crece.
Ahora resulta que una investigación realizada por “imparciales” expertos de cinco países (Corea del Sur, Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Suecia) concluyó que la corbeta Cheonan, de mil 200 toneladas, fue alcanzada por un torpedo disparado desde un submarino norcoreano causando la muerte de 46 marineros sudcoreanos —según un reporte de Notimex fechado en Tokio el pasado 9 de junio.
Justo en este instante, recuerdo cómo seis décadas atrás fue invadido el territorio norcoreano tras una atmósfera similar engendrada por el imperialismo yanqui y sus socios históricos. ¿Qué más hará falta para saber que es muy real el peligro de invasión?
Entretanto, Irán corre una suerte parecida. Una Resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas impulsada por Estados Unidos en contubernio con Francia, Gran Bretaña y Alemania, hace unos días sancionó a esa nación asiática con el consabido pretexto de haber violado los principios del Tratado de No Proliferación Nuclear.
Al calor de esta maniobra Made in USA, el Presidente Lula da Silva dijo que las sanciones aprobadas eran impuestas por “quienes creen en la fuerza y no en el diálogo” y que la ocasión devenida la mencionada Resolución “pudo haber servido para discutir el desarme de los que tienen armas atómicas” —ideas que asumo como propias.
Así, me salta a la memoria el sinfín de veces que el mismísimo Consejo de Seguridad que acaba de sancionar a Irán, prácticamente se ha cruzado de brazos ante la barbarie cotidiana de Israel con la población palestina e, incluso, con quienes pacíficamente se oponen al crimen sionista.
Por su parte, la Administración Obama se desdobla cadavez más e incrementa sus zancadillas. ¿Quién duda que a esta altura estemos en presencia de un halcón de nuevo tipo?
Una información periodística fechada en Londres el 20 del corriente da cuenta de que unos doce buques de guerra de Estados Unidos e Israel, incluido un portaaviones, pasaron por el Canal de Suez y se dirigieron hacia el Mar Rojo.
¿Para qué?
Con tan despreciables presupuestos, ¿alguien en su sano juicio puede situar en entredicho la posibilidad de un ataque a Corea del Norte e Irán?
Entonces, ¡urge tanto la denuncia a los planes de agresión procreados por el imperialismo internacional contra esas dos naciones, como la solidaridad militante de mujeres y hombres de buena voluntad en aras de impedir un nuevo zarpazo!
Estamos en presencia de un S.O.S. que retunda hoy por esos países y por sus impredecibles consecuencias para la humanidad.
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