MATANZAS.— El pintor francés Paul Gauguin lloró cuando, en la inauguración de su primera exposición, su lienzo Escenas Pastorales tahitianas (1893), fue objeto de burlas porque rompía esquemas con un perro de color rojo chillón. Aunque desconsolado y alejado momentáneamente de los escenarios públicos, al final su obra trascendió en la historia de la pintura universal.
Para brillar en las artes el creador no necesariamente tiene que pertenecer a una organización, sino que su arte debe darse a conocer a tiempo. Pero si existe una institución debe servir al propósito de agrupar tempranamente a los talentos como Gauguin. Entonces el arte se enriquece, crece el alma de las obras.
Pensé en ello mientras transcurrían los debates de la asamblea de balance de la AHS (Asociación Hermanos Saíz) aquí. Esta reunión llamó a capítulo sobre ciertos vacíos que impiden que la organización funcione bien, y por lo tanto también los proyectos o sueños.
Los debates abordaron la escasez de luces y audio para los espectáculos, el transporte, y otros problemas materiales, pero enfatizaron en debilidades más subjetivas.
Los jóvenes presentan el currículo ya cuando están en el límite de edad, cercanos a los 35 años, por lo que hay que trabajar más con los artistas jóvenes que se gradúan, sin excluirlos, dándoles oportunidades de mostrar su obra.
Cuántos creadores jóvenes han soñado con un espacio y al pasar el tiempo se desilusionan, se dedican a reproducir lo que en el turismo o el mercado les garantice ciertos ingresos.
Cuántos escritores, pintores, bailarines o cantantes se han esfumado para siempre. ¿Y quién pierde? Por supuesto que la cultura nacional. Por ello la AHS está llamada a no descansar en la protección de ese capital humano que surge en cada rincón de la Isla.
Mantener un diálogo con las escuelas de la enseñanza artística fue un reclamo del pleno. La AHS no puede ser elitista. Ello obliga a repensar el método de selección, teniendo en cuenta que solo dos veces al año se realizan los crecimientos, los cuales muchas veces son fallidos por planillas mal elaboradas, avales deficientes, entre otras insuficiencias burocráticas.
Tal es el caso de los Instructores de Arte de la Brigada José Martí que trabajan en los municipios, y que muchas veces no son aceptados, aun ni los que pueden mostrar su obra artística en las diversas manifestaciones.
Liset López, de la sección de música, sostuvo que al llegar a los 35 años no son procesados tampoco para integrar la UNEAC, por lo que «no existen más». La AHS no se acuerda más de que ellos aportaron a la cultura y amaron esa organización. Algunos como esta joven propusieron ampliar la edad de permanencia en la asociación.
Pedro Betancourt García, primer secretario del Partido en la provincia, exhortó a solicitar espacios, proponer ideas, a participar en las reuniones de cultura en cada municipio e insertarse en los espacios de los medios de prensa.
Luis Morlote, presidente nacional de la AHS, aseguró que esa organización tiene que crecer en su papel de vigilante cualitativo sobre los fenómenos culturales.
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