Por:Sigfredo Barros
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Una vez más se impuso la escuela asiática y, como Sudcorea supo eliminar a Venezuela, otro tanto hizo Japón ayer con Estados Unidos, apoyado en su excelente pitcheo, una bien combinada ofensiva de diez indiscutibles y una defensa acertada, muy diferente a la de sus rivales.
Pudiera afirmarse que Daisuke Matsuzaka no estaba en su mejor tarde por el hecho de haber regalado tres pasaportes de libre tránsito, algo inusual en él. Pero cuando se fue del box, su equipo estaba al frente por cuatro carreras de ventaja y él había tolerado solo dos carreras y cinco jits, con cuatro ponches.
Todo lo contrario, resultó el abridor seleccionado por el mentor norteamericano Davey Jhonson, no porque Roy Oswald no fuera su mejor carta, sino porque el derecho —luego de un primer tercio donde aceptó una anotación—, fue víctima de una alineación puesta a propósito, con siete zurdos de los cuales no pudo zafarse en el cuarto episodio.
Los bateadores nipones, excelentes chocadores de bola, le pegaron cinco jits, cuatro de ellos a la cuenta de los siniestros Inaba, Ogasawara, Iwamura y Kawasaki, el del camarero Iwamura un triple, batazo pegado a la raya del bosque derecho con el cual remolcó dos importantes anotaciones.
Después, el mentor Tadanori Hara empleó la estrategia que le ha dado resultado a través de todo el torneo: sacar a sus excelentes relevistas inning por inning, desde el zurdo Sugiuchi, el mismo que le retiró nueve hombres a Cuba en línea, hasta el derecho Yu Darvish, quien cerró su labor en el noveno con una recta de 100 millas que el quinto bate Adam Dunn solo pudo mirar, sin poder sacar el bate.
La final del Segundo Clásico dará inicio a las 9:00 p.m, hora de Cuba entre el campeón del Primer Clásico y el titular olímpico, Sudcorea, dos potencias mundiales del béisbol. Hisashi Iwakuma, el ganador del último choque vs Cuba, debe de ser el abridor por Japón, mientras el zurdo Hyun Jin Ryu debe de ser la carta sudcoreana.
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