Especial connotación adquiere para los camagüeyanos este dos de febrero, jornada de celebraciones que dedicamos a una de las primeras siete villas que fundaron los españoles en la isla; momento propicio para reflexionar sobre el compromiso y la responsabilidad ciudadana ante nuestro pasado, presente y futuro.
Más allá del dato histórico exacto, a propósito del nacimiento de Santa María del Puerto del Príncipe, lo realmente trascendente en estos casi cinco siglos de existencia, es el aporte de cada generación a la nacionalidad cubana, en términos de historia y cultura.
Así lo reconoció recientemente la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, que otorgó al más antiguo segmento de la Ciudad la condición de Zona Patrimonio de la Humanidad, categoría que, de manera oficial, recibimos con el actual onomástico.
Merecerla constituye justo reconocimiento a todos los que vienen encausando parte de los esfuerzos del territorio hacia la renovación de la obra legada por quienes nos precedieron.
Destaque especial en este empeño para los especialistas de la Oficina del Historiador, quienes han rescatado lo más autóctono de la localidad, preservando un conjunto patrimonial que trasciende como único en múltiples sentidos.
Y es que la evolución, desarrollo y consolidación de un proceso cultural muy particular en el Camagüey, está vivo en la idiosincrasia de sus habitantes y en el enriquecimiento de su entorno.
La memoria histórica con la que convivimos implica entonces un reto para quienes residimos en esta porción de la geografía cubana. Asumirlo, significa convertirnos en seres conscientes de los valores del lugar que habitamos.
La convocatoria desborda fechas conmemorativas, y exige de cada residente local un comportamiento coherente con el espacio que lo enmarca, componente esencial de una cultura citadina aún insuficiente.
Lo que fuimos y lo que somos en 495 años ya está escrito. Queda por constar, lo que en adelante seamos capaces de hacer, continuando esta cadena perdurable que trasciende la temporalidad de la existencia misma.
Quienes hoy atesoramos ese legado, estamos llamados a preservar las esencias de esta ciudad, que crece para sí, y para la Humanidad.
¡Feliz Aniversario, Camagüey!
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